Me he estado planteando esto hace mucho tiempo, no quiere decir que me preocupe pero es una reflexión necesaria...
Con el pasar de los años dentro de un estilo, nos amoldamos a él, se nos hace propio y como si se tratara de una segunda piel, nos acostumbramos a llevarlo. Las primeras veces sentimos esos nervios al mostrarnos en público, miedo al qué dirán o al rechazo que pueda causarles a nuestros padres y amigos. Luego de superado este primer contacto con el lolita en nuestras vidas, perdemos esos temores (lo cual no significa que vivamos del qué dirán, pero las burlas muy evidentes de los demás son atemorizantes), una vez superado esto podemos disfrutar plenamente en nuestras salidas solitarias y meet-ups en comunidad. Como si fueramos inmune a lo que antes nos preocupaba.
Es entonces cuando empiezas a notar que los prints que antes te encantaban ahora pareciera ''que no te quedan'', buscas reinventar tu estilo dentro de colores más sobrios y texturas menos llamativas (yo siempre he amado el color negro, pero me costó soltar esos estampados pastelosos típicos del lolita que tantas críticas levantaron entre mi familia y amigos, que si bien los coordinaba con negro parecían más infantiles).
Como si buscaras algo más ''acorde a tu edad''.
Y de a poco, sin que lo notemos, estamos ''madurando'' dentro del lolita. Lo que una vez amamos siempre nos seguirá gustando (aunque sea un poco), no cambiamos, no crecemos, simplemente nos adaptamos a la realidad donde nos tocó estar, donde la gente puede ser molesta más que en otras partes del mundo.
Las pelucas, accesorios, medias estampadas, vestidos con prints que sobreviven a la limpieza de closet masiva comienzan a amontonarse a la espera de alguna sesión de fotos privada o tarde de té con amigas en la intimidad. Por más que nos siga gustando utilizarlas o pensamos que se nos veía bien. Quizás un día, cuando nos agarra el ''no me importa nada'' volvemos a usarlos, pero internamente no nos sentimos tan cómodos como antes ¿verdad?
Y es que no tiene que ver con darle demasiada importancia a lo que digan los demás, en realidad es porque una parte de nosotros ya se ha cansado de tener que dar explicaciones, de que por más que ignoremos a estas personas sabemos que seguirán preguntando, riendo o lo que sea que hagan que nos incomode. Si antes estábamos abiertos a conversar sobre nuestro gusto peculiar o a responder para sacarlos del error, llega un momento de hastío total, de no tener ganas ni de que se acerquen.
En esta etapa muchos abandonan, sueltan la mano de Alice para marcharse de wonderland. Quizás jamás vuelvan.
Los que nos quedamos, tratamos de reinventarnos para conservar un poquito de lo que nos gusta en nuestras vidas, intentar llevarlo con ''sobriedad'' y observamos con admiración a aquellas personas que parecen inmunes a esta etapa en la vida de toda Lolita/Brolita. Que aun se aventuran en coords super elaborados cargados de accesorios. Yo verdaderamente los admiro.
y no es que crea que esto que me pasa a mi le vaya a pasar a todos, claro que no. Es solo que tuve la oportunidad de conversar con otra gente que se ha sentido igual y eso me llevó a esta reflexión, a verlo como una etapa decisiva en el lolita, en la que algunos abandonan, otros están pero no están, y algunos tratamos de reinventarnos. De ''volver''. De poder disfrutar de eso que nos gusta sin tener que estar debatiéndonos entre si respeto o no al 100% las reglas, si el vecino se burla o no de mi a mis espaldas, si mi padre/madre/abuela/gatito siente vergüenza de que salga vestida así a la calle, etc. Porque aunque no nos importe lo que piensan los demás (como dicen muchos), todo eso se transforma en una carga negativa innecesaria en nuestras vidas, que después de todo es como la vida de cualquier otra persona.
Si estás atravesando esta etapa de decisión, de ''madurez'' dentro del lolita y te sentiste identificado me gustaría leer tu comentario.
Si estás atravesando esta etapa de decisión, de ''madurez'' dentro del lolita y te sentiste identificado me gustaría leer tu comentario.